domingo, 28 de diciembre de 2008

La ayuda al lobo (Reflexión de Benjamín)

Inmersos en una crisis económica, que recién comienza a enseñar sus dientes, parece que a nadie le importa el por qué y el quién, quizá por ser muy dificultoso su desciframiento, quizá por miedo al tamaño del causante, aún sabiendo positivamente quién o quienes.
Sea como sea, la realidad es que, no sólo no se actuará contra los avarientos causantes ( y motivos hay, más que justificados ), sino que se les ayudará, cubriendo los agujeros que ellos formaron, con dinero, con mucho dinero, del mismo bolsillo trabajador que ya sufre los desmanes del neoliberalismo globalizador y globalizado, haciendo válida y real la máxima en la que se apoyan de "los beneficios son privados, las deudas, públicas".
Se me antoja que el problema es un iceberg gigante y que la crisis económica no es más que la punta, la que se ve por encima del nivel del agua, pero debajo de ella hay toda una serie de "crisis", anteriores y actuales, que la propician, a saber: crisis educativa, que mutila el conocimiento de los futuros, empujándoles a medios de educación alternativos, nada recomendables; crisis social, venida de la educación deficiente y que favorece la ausencia de valores y principios; crisis política, como reflejo de una sociedad decadente, donde no existen administradores públicos sino gestores de inversiones privadas, que elevan el mercado por encima del estado; por último, crisis económica, llegada de un empresariado voraz convertido en cuidador de las ovejas.
No es de extrañar que una sociedad tarada sea el terreno óptimo, abonado eficientemente durante años para tal efecto, donde crece el afán de enriquecimiento rápido, tradición ya en este país.Ya es difícil luchar contra los grandes molinos financieros en un sistema diseñado para que nadie pueda escapar a sus tentáculos, pero aún lo es más cuando, además, están protegidos por una clase política moldeada expresamente para ese fin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario